Nuestra Señora de las Nieves

Ideario


Algunas de las certezas que pudimos poner en palabra

Consideraciones de la Formación Profesional desde nuestra mirada del contexto

  1. La realidad de la pobreza tiene múltiples causas, no es posible abordarla desde respuestas lineales. El Estado si trabaja inteligentemente tiene las mejores herramientas para afrontar este desafío enorme: parte de esa inteligencia es reconocer y apoyar como imprescindibles los procesos comunitarios que buscan superar la pobreza. Allí donde la mano invisible del mercado nunca llega y donde el Estado encuentra dificultades para hacer pie se despliegan nuestros centros de formación, como comunidades educativas que se organizan para recibir y acompañar las distintas complejidades. En este sentido, por ejemplo, trabajamos con una franja de edades amplia y acompañamos las biografías de quienes se acercan.

  2. La presencia de los CFPs conveniados entre el GCABA y el Arzobispado de Buenos Aires (a través de sus parroquias, Cáritas Buenos Aires y otras organizaciones que hacen visible la diversidad de la Vida que acompaña la Iglesia porteña) tiene que ver con nuestra visión que entiende al trabajo como una dimensión central que hace a la dignidad de la persona y es, a la vez de modo inseparable, un elemento al servicio de su promoción. Desde esta mirada, el trabajo es mucho más que un componente de la economía local de una comunidad.

  3. En este sentido somos más que una entidad efectora de formación laboral. La mayoría de nuestros centros hace ya muchos años que realizan esta tarea que, en esencia, está orientada a llegar a todos los sectores en especial a aquellos que por diferentes motivos están en situación vulnerable y de desigualdad, condición que lleva a la exclusión, sea ésta del mercado de trabajo, del sistema educativo o del tejido social. Buscamos llevar la acción educativa a los lugares más pobres de nuestro territorio.

  4. Por ello mayoritariamente funcionamos de modo descentralizado. Acompañamos a la persona como totalidad, atendiendo a todas sus dimensiones más allá de las competencias técnicas que definen un puesto de trabajo determinado. Nuestra misión se hace en este punto diferente de la que puede tener un sindicato o alguna ONG que decide desarrollar acciones de formación profesional. A lo largo de las décadas de existencia nuestros centros se constituyeron en espacios referentes de la comunidad: una opción válida que posibilitó a muchos hermanos capacitarse para obtener un empleo, reinsertarse en el sistema educativo formal en relación a la aspiración de educación permanente o para la mejora del horizonte temporal de personas que atravesadas por carencias diversas vieron -y ven- la oferta de formación profesional como una oportunidad para progresar, mejorar su autoestima y entender que pueden, como ciudadanos, ser parte de la realidad de su comunidad comprometiéndose y trabajando activamente para lograr concretar aquellos objetivos que tienden a constituir una sociedad más justa, solidaria y equitativa.

  5. Por lo señalado nuestra tarea no está orientada por una coyuntura económica puntual: la formación profesional, el aprendizaje a lo largo de la vida, desde nuestra misión y visión no se definen sólo desde demandas de sectores sindicales o empresariales locales. El foco en la persona que aprende y su dimensión trascendente requiere sintetizar lo anterior con las motivaciones de la persona. Un trayecto formativo, curso o capacitación muchas veces puede no responder a una demanda taxativa de una empresa u organización gremial y no por ello se constituye en una oferta que debe ser dejada de lado. Nuestra población busca en la capacitación para el trabajo no sólo afrontar con más y mejores herramientas la inserción o sostenimiento dentro del mercado de trabajo sino la dignidad que supone esforzarse para mejorar su realidad, sea en lo psicosocial o en relación con el empleo, generando propuestas autogestivas, pequeños emprendimientos, etc. La oferta de nuestros centros es una síntesis entre demandas propias del sector socio-productivo local y demandas genuinas de cada comunidad. El foco en la persona implica necesariamente funcionar como algo más que un ente certificador de competencias laborales.

  6. Sostenemos en lo antedicho que nuestra misión supera el objetivo de formar trabajadores y entrenar en competencias laborales, educamos personas y encontramos en la educación para el trabajo un vehículo para aportar a la dignidad de los sectores más pobres de nuestro territorio. A diferencia de lo que puede ser, por ejemplo, el trabajo de un sindicato, la capacitación laboral no es un fin en sí mismo sino un medio. El centro de nuestra tarea más que los trabajadores son las personas con mayores carencias de la comunidad que pueden encontrar en la educación para el trabajo un medio para superarse y crecer en autoestima y dignidad.

  7. Por lo expuesto, no estamos propugnando una formación profesional de espaldas al mercado laboral y al contexto socio-productivo local. Al contrario: esas variables proponen el marco. Nuestra acción va más allá porque nuestro mandato fundacional nos exige articular otras dimensiones atendiendo las biografías y trayectorias escolares de quienes acompañamos. La masiva presencia de alumnos en nuestros cursos es la expresión de que la propuesta es valorada por la comunidad, tiene sentido para sus actores, es reconocida desde diferentes sectores y es mucho más amplia que una coyuntura económica particular.

  8. Entendemos la Formación Técnico Profesional tal como la enuncia la LEN 26206: una modalidad del sistema educativo de nuestra Patria que se materializa en cada contexto y unidad educativa de manera diversa.

  9. A modo de síntesis: Buscamos fortalecer el vínculo que existe entre la educación y el trabajo en miras de dignificar a las personas y mejorar su calidad de vida reconstruyendo de este modo, en parte, el tejido social.

Como objetivos primordiales tenemos –entre otros–:

  • Incrementar las posibilidades de empleabilidad de la persona a través del desarrollo de saberes y competencias laborales.

  • Desarrollar instancias para la integración de las personas a la sociedad.

  • Integrar enseñanzas académicas con conocimientos del trabajo y la producción.

  • Mejorar las condiciones de inserción laboral y la inclusión educativa de los jóvenes.

  • Asesorar desde la experiencia en el territorio (barrio) a las autoridades en materia de políticas relativas a la educación y el trabajo.

  • Desplegar la cooperación, articulación y coordinación de acciones con otros organismos e instituciones haciendo palpable que el foco de nuestra tarea es el estudiante.